domingo, 24 de febrero de 2013

Cuento del pastor.


Empecé la aventura del blog con un cuento, un cuento que me ha contado mi abuela montones de veces, el de La Tía Miseria.

Bueno, pues hoy os dejo otro pequeño cuento, que mi abuela Anastasia lo ha ambientado, como no podía ser de otra manera, en Villamayor.

El pastor

"Era una vez el pastor del Canto, y todos los domingos se acercaba a la iglesia de Villamayor a escuchar misa. Un domingo se encontraba bastante malo y le dijo a su nieto que fuera él. El pequeño muchacho le dijo que él no había ido nunca y no sabía ni donde era ni que había que hacer. El abuelo le dio las explicaciones; era una casa alta, que entraba mucha gente, así que lo único que tenía que hacer era seguirlos y hacer los mismo que ellos.

Salió el muchacho camino adelante, pero se empezó a entretener cazando un grillo, así que cuando llegó a Villamayor, toda la gente salía de la iglesia y entraban para la bodega (que es donde está ahora La Caserna) porque se celebraba una boda.
Como su abuelo le dijo que hiciera lo que hacía la gente, pues el muchacho entró y vio a la gente sentarse a las mesas, así que él hizo lo mismo; y vio a la gente comer y más comer, y él hizo lo mismo.
Cuando regresó al Canto, su abuelo le preguntó que porqué había tardado tanto en volver y que si le había gustado ir a misa.
El nieto, llevándose las manos al zurrón le dijo: !!Claro que sí, todavía tengo aquí unos cachos!!

Al domingo siguiente también quiso ir a misa. Pero esta vez no se entretuvo detrás de ningún grillo en el camino y llegó a la hora que entraban en la iglesia. Como hizo la vez anterior, iba detrás de la gente y hacía lo mismo que ellos.
Al entrar, la gente se dirigía a la pila del agua bendita, pero él no lo sabía, sólo veía a la gente por detrás, que metía la mano y parecía que se lo llevaban a la boca.
Cuando se acercó el muchacho, metió la mano y decepcionado dijo: ¡¡"Mecá", ésta vez sólo me han dejado el caldo!!"




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